¿Preparado para un reinicio después del verano?

Aunque es difícil decir adiós al verano, hay algo en septiembre que despierta una sensación de renovación y cambio positivo. 

De hecho, el primer mes de otoño suele considerarse un punto de transición natural para dejar atrás el comportamiento del pasado y convertirnos en una versión nueva y más saludable de nosotros mismos, un término que se ha acuñado como «efecto de nuevo comienzo». 

Antes de desesperar porque el verano ha terminado, considera la posibilidad de convertir el cambio de estación en una oportunidad para restablecer los hábitos saludables y establecer el tono para un otoño positivo y equilibrado.  

Aquí tienes algunos consejos para poner en marcha tu rutina. 

Dar prioridad al sueño 

Todo el mundo ha experimentado la fatiga, el mal humor y la falta de concentración que siguen a una mala noche de sueño. Pero el coste de la falta de las 7 a 9 horas de sueño recomendadas va más allá del mal humor. La privación de sueño a largo plazo supone un riesgo de sufrir graves problemas de salud, como la obesidad, las enfermedades cardíacas y la diabetes. El sueño ininterrumpido no sólo refuerza la inmunidad y el bienestar, sino que también da a nuestros cansados ojos la oportunidad de descansar y reponerse. Si no se duerme lo suficiente, los ojos se fatigan, pican y duelen, y es probable que se produzcan tics oculares.  

Mientras que la humedad del verano puede pasar factura a la calidad de nuestro sueño, las noches más frescas del otoño y los días más cortos proporcionan las condiciones perfectas para dormir. Con unos sencillos ajustes, puedes volver a dormir bien. Considera la posibilidad de establecer una rutina regular a la hora de acostarte que incluya rituales calmantes como la meditación o escuchar música tranquila. Limitar el uso de dispositivos digitales antes de acostarte, reducir el consumo de cafeína y ajustar la temperatura de la habitación pueden ayudarte a dormir mejor. 

Comer bien 

Las barbacoas de verano, las comidas junto a la playa y los cócteles con sombrilla pueden ser un obstáculo para una alimentación sana. Pero en lugar de machacarte, aprieta el botón de reinicio y empieza a llevar una dieta saludable.  

Empieza por lo básico: céntrate en comer menos alimentos procesados y más fruta y verdura. Llenar tu plato de frutas, verduras y otros alimentos saludables ayudará a tu cuerpo a luchar contra el aluvión de enfermedades estacionales del invierno, como el resfriado y la gripe. Llevar una dieta equilibrada beneficia a nuestra inmunidad, corazón y cintura. También nos ayuda a mantener los ojos sanos y a proteger nuestra visión de enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad y las cataratas.  

Planificar las comidas, mantener los alimentos tentadores fuera de los armarios y reducir el consumo de alcohol puede ayudar a recuperar el rumbo. 

Beber agua 

A medida que los días se vuelven más fríos, es fácil pasar por alto la importancia de mantenerse hidratado. Y aunque no tengas sed, beber suficiente agua es tan importante en otoño e invierno como en los meses más cálidos. 

Según la vieja regla del pulgar, hay que procurar consumir ocho vasos de agua al día. Pero aquí está el truco: no es necesario beber toda esa agua. El 20% de nuestra ingesta diaria de líquidos procede de alimentos ricos en agua. El calabacín, la calabaza, las peras, las manzanas y las coles de Bruselas son sólo algunos de los alimentos de otoño que te ayudarán a mantenerte hidratado.  

Hacer ejercicio 

Hacer ejercicio al aire libre no tiene por qué terminar cuando caen las primeras hojas. El otoño es un buen momento para disfrutar del tiempo fresco antes de que llegue el invierno. El ciclismo, el senderismo, la jardinería e incluso un paseo por el parque son actividades otoñales estupendas. Pero si las mañanas oscuras acaban con tu motivación, encuentra una forma de llevar tu entrenamiento al interior. Haz una sesión rápida de suelo en el salón, descárgate una aplicación de fitness o apúntate a una clase de yoga.  

Salir al aire libre 

Las investigaciones han demostrado una y otra vez que cuanto más tiempo pasamos al aire libre, más felices y sanos somos. Y los beneficios del ocio al aire libre van mucho más allá de la salud física. Aunque no te bañes a 30 grados, la cantidad de luz que absorbes incluso en un día nublado es suficiente para contrarrestar los síntomas del Trastorno Afectivo Estacional. También se ha demostrado que pasar tiempo en entornos naturales mejora la creatividad, la motivación, la función cognitiva y la salud visual. Incluso si tienes una agenda muy apretada o vives en un entorno urbano, puedes incorporar la naturaleza a tu día a día con unas sencillas estrategias. En lugar de leer el correo electrónico durante tu descanso, da un paseo alrededor de la manzana. O mejor aún, trabaja al aire libre si tu horario te lo permite. Y si la hora de la comida es el único descanso que te tomas, prueba a cenar al aire libre.   

Combatir las alergias 

Las alergias oculares pueden producirse en cualquier momento del año, pero son especialmente frecuentes en otoño debido a la afluencia de alérgenos en el aire, como las esporas de moho o el polen. Cuando estos alérgenos transportados por el aire entran en contacto con el ojo, se libera una sustancia llamada histamina, que provoca síntomas desagradables como sequedad, irritación y picor. Si los síntomas de la alergia son leves, los colirios de venta libre suelen ser eficaces. Sin embargo, las personas con alergias graves pueden necesitar consultar con su médico.